Son las 10H55. Acabamos de desayunar y, mientras Visi prepara la ruta para el día de hoy, yo escribo.
Nos encontramos en el camping de Lagarvatn, situado a 27 kms de Pingvellir, si te desplazas a través de la F365. Podíamos haber ido por la carretera pero decidimos vivir la aventura aunque, eso sí, esta vez nos hicimos con un mapa actualizado en el camping de Pingvellir.
Tras estudiar las alternativas, mi estado griposo y nuestras fuerzas, decidimos coger el cruce de la 361 con Gjábakki pasando por Tintron. La ruta varía entre asfalto, tierra con grava y lava pero bastante ciclable. Eso sí, los falsos llanos te darán la bienvenida una y otra vez, permaneciendo como los típicos invitados cansinos...
A pesar de todo, la opción elegida fué la mejor ya que el paisaje de los campos de lava con mantos de musgo en Reyoarbarmahraun, la vertiginosa bajada entre esta misma montaňa y el Litli- Reyoarbarmahraun así como sumergirte en la espesura de la niebla que iban generando las mismas montañas aún nevadas, fué espectacular.
Ya casi a punto de llegar al camping (a unos 4kms), tuvimos que cruzar nuestro primer riachuelo, el que confluye con Beytivellir.
No había mucha profundidad. Quizás por ello y el no querer perder tiempo en prepararse mejor para evitar que yo me enfriara, hizo que Visi lo vadeara a pie y se mojara el calzado, que aún de goretex, se encharcaron completamente.
Llegamos al camping a las 00h. Una pareja nos acogió amistosamente, ofreciéndonos un té calentito. Con ésto, una ducha y una cena en caliente, los recuerdos de la excursión a Pingvellir, la ruta acertada y una compañera como Visi ¡¡¡Qué más se puede pedir!!!
Ya casi a punto de llegar al camping (a unos 4kms), tuvimos que cruzar nuestro primer riachuelo, el que confluye con Beytivellir.
No había mucha profundidad. Quizás por ello y el no querer perder tiempo en prepararse mejor para evitar que yo me enfriara, hizo que Visi lo vadeara a pie y se mojara el calzado, que aún de goretex, se encharcaron completamente.
Llegamos al camping a las 00h. Una pareja nos acogió amistosamente, ofreciéndonos un té calentito. Con ésto, una ducha y una cena en caliente, los recuerdos de la excursión a Pingvellir, la ruta acertada y una compañera como Visi ¡¡¡Qué más se puede pedir!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por darnos tu opinión.